![]() Hace tiempo atrás, me veía como si tuviera la testosterona de mi abuelo de 86 años. Esto significa que tenía panza, pensamientos nublados, pérdida de ambición, algunas veces depresión, bajo deseo sexual y falta de energía. A diario vemos miles de personas que se ven justo igual que yo lo hacía y que tienen los mismos problemas. Tan sólo después de conocer al Dr. Ron Rothenberg, graduado de la Universidad de Columbia y educador de más de 25,000 médicos, me di cuenta de la importancia de tener los niveles hormonales sanos y optimizados. Cuando conocí por primera vez al Dr. Rothenberg, le pregunté qué era lo más importante para el corazón de un hombre o mujer mayor de 40 años. Su respuesta fue enfática: “Tanto mujeres como hombres necesitan tener los niveles de testosterona que tenían a los 19 años”. Continuó diciendo que el corazón es el músculo más grande del cuerpo y todos nuestros músculos necesitan niveles optimizados de testosterona para funcionar sana y adecuadamente, razón por la cual algunas personas que van al gimnasio no obtienen los resultados esperados. La testosterona es responsable de que los músculos y el sistema cardiovascular se mantengan saludables, también del rendimiento cognitivo, del deseo sexual y el de sobresalir. Por más de 65 años se ha tenido temor de que la terapia de testosterona provoque cáncer de próstata. Aunque no se ha realizado estudios a gran escala para dar un veredicto definitivo sobre la seguridad de la terapia de testosterona. Es notable descubrir que el temor a la testosterona por el cáncer de próstata en realidad tiene poco o nulo apoyo científico. El médico y profesor Abraham Morgentaler de la Universidad de Harvard dijo: “Después de tanta investigación a lo largo de tantas décadas, hay pocas razones para creer que la terapia de testosterona supone un riesgo importante para el cáncer de próstata. Como estudiante de medicina me dijo una vez, “si la testosterona es realmente tan peligrosa para el cáncer de próstata, ¿por qué es tan difícil mostrarlo?”. Lo podemos ver especialmente en los hombres menores de 20 años es muy raro que tengan problemas de próstata. Los problemas de salud normalmente empiezan a partir de los 35 años; curiosamente, después de los 30 años empezamos a perder 1% de testosterona por año. La combinación de estrés, falta de sueño y baja testosterona es una situación idónea para causar aumento de peso, enfermedades cardiovasculares, baja líbido, depresión, inflamación, demencia senil, síndrome metabólico y diabetes tipo 2. Con todo esto en mente, empecé a suplementarme testosterona en 2005. Mi primer intento fue usar pellets; pensé que iba a ser sencillo y fácil, la idea es que lo tienes que hacer solo una vez cada 6 meses. Para mi sorpresa, después de 3 semanas empecé con el peor acné que he tenido en toda mi vida y mi piel se volvió excesivamente grasosa, especialmente en la cara. Empecé a investigar y les llamé a varios amigos médicos para pedir opiniones. Me di cuenta que la manera que parece más simple y fácil no siempre es la mejor. Mientras más investigaba, más me daba cuenta que los médicos expertos en antienvejecimiento y en terapia de reemplazo hormonal bioidéntico, sólo usaban testosterona en forma inyectable. En realidad es mucho más fácil de aplicar y se pueden cambiar las dosis conforme los niveles incrementan y disminuyen. Además se hace en una base semanal en vez de cada 6 meses. Después de empezar mi tratamiento semanal de testosterona bioidéntica inyectable, ni el acné ni la piel grasosa regresó y empecé a tener más energía durante el curso del día. Después de un mes de tratamiento, empecé a perder peso sin necesidad de dieta restrictiva los niveles de testosterona óptimos, junto con el nivel óptimo de hormona de crecimiento natural y de glucagón, son la clave para mantener el peso saludable después de los 30 años de edad. Conforme pasaba el tiempo, empecé a perder de 3 a 4 kg por mes, mi grasa corporal empezó a desaparecer y mis músculos empezaron a aparecer. Después del segundo mes ya no estaba tomando más medicamentos farmacéuticos y junto con mi CES, estaba en camino a convertirme en una nueva persona. Todos necesitamos entender lo importante que es la testosterona para nosotros El estrés también juega un papel importante en los niveles de testosterona. El cortisol es una hormona esteroide que se eleva de acuerdo con nuestros niveles de estrés. Lo interesante es que la testosterona también es una hormona esteroide y juntos están en balance. Por lo que conforme tus niveles de estrés se elevan, tus niveles de testosterona disminuyen. Si estás sentado en la playa, necesitas mucho menos testosterona que si estás respondiendo cientos de correos al día. La optimización de testosterona provoca un efecto anti-inflamatorio en nuestro cuerpo, previene la formación de moléculas que causan ateroesclerosis, beneficia el tratamiento de insuficiencia cardiaca crónica y aumenta el gasto cardíaco, por lo que previene y ayuda a tratar hipertensión y enfermedades cardiovasculares. También es una poderosa herramienta para el control de la resistencia a la insulina, por lo que ayuda a prevenir y tratar diabetes tipo 2. En Enero de 2000, la prestigiosa clínica Mayo publicó un estudio que concluye: “No hay evidencias clínicas de que el riesgo de cáncer de próstata o de hiperplasia prostática benigna aumentan con terapia de remplazo de testosterona”. Uno de los más importantes estudios sobre la testosterona y el cáncer de próstata fue un artículo publicado en la revista del Instituto Nacional de Cáncer (Journal of the National Cancer Institute) en 2008, en el que los autores de 18 estudios independientes alrededor de todo el mundo unieron datos con respecto a la probabilidad de desarrollar cáncer de próstata basada en las concentraciones de diferentes hormonas, incluyendo la testosterona. Este enorme estudio incluyó más de 3000 hombres con cáncer de próstata y más de 6000 hombres sin cáncer de próstata, que sirvieron como grupo control no se encontró relación entre el cáncer de próstata y las hormonas estudiadas, incluyendo testosterona total, testosterona libre y otros andrógenos de menor importancia. En la editorial de la misma revista, el Dr. Carpenter y sus colegas de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Carolina del Norte sugieren a los científicos a finalmente dejar de lado la creencia de que la testosterona es un riesgo para el cáncer de próstata. Dr. Charlie Wills Dir. Fernanda Rodríguez del Peón (55) 62 79 83 14 (55) 67 96 82 90 [email protected]
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Junio 2017
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